Siempre tuviste nombre y apellidos
- felipe diaz-miranda
- Jul 12, 2016
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Siempre tuviste nombre y apellidos,
fecha, rincones, paisaje,
pero han cambiado tantas veces.
Recuerdo
–ni siquiera lo recuerdo-
pero me lo he leído,
que un día tuve miedo de marcharme.
Desde entonces
no he dejado de traicionar
a una ciudad con la siguiente.
Pero nunca se quedan los versos contigo,
quien fueras, quien eres,
quien seas mañana.
A veces, muy pocas,
te quedas apenas un par de renglones,
despeinados, llenos de mentiras,
de silencio, de ruido.
Yo tengo baúles llenos de bocas,
que fueron mías,
y hablaban sinceramente de ti,
quien fueras, quien eres,
quien seas mañana.
También hubo algún tiempo
donde ya no te escribía,
pero hay otros, casi todos, donde eres
todo lo que escribo,
sea un cuento, un poema,
o una lista de la compra.
Y entonces, quizás deje una libreta
-queriendo-
una servilleta garabateada
en algún rincón,
y tal vez leas algunas líneas,
torcidas y empalagosas
que busquen un beso,
que tu sombra inclinada
se desvista, y desabroche despacio los botones
del silencio, deje mi civilización en el suelo,
y comparta esta almohada.
Es probable que puedas saber
en ese caso, algunos detalles,
y supieras distinguirte.
Pero muchas otras veces,
no sabes todo lo que quería decirte,
porque nunca te lo dije.
Y siempre, después,
harás las maletas,
volverás con otro nombre, otro paisaje,
y serás anónima,
cuando te confunda
la memoria de mis baúles.
Yo jamás reconoceré,
que nunca lo hará lo mía.
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